jueves, 15 de septiembre de 2011

Madrugón, tras madrugón hace rutina.

Y de nuevo a la rutina, hola madrugones. Volver a oír el despertador, taparte la cabeza con la almohada, al final se resiste, te levantas a duras penas, vas haciendo ciszas hasta el armario; ¿y hoy qué coño me pongo?, miras entonces el horario, coges lo primero que pillas; ¿y qué más da?, te metes en el baño, te arreglas, sales, desayunas, dices adiós, coges la mochila, te enchufas la música, y a esperar a que el camino se haga más corto, cuando en realidad cada día se te hace más largo. Porque es una mierda. Porque se me hará eterno el camino hasta llegar al instituto, y cuando llegué ,no, profesores nuevos, clase nueva, gente nueva, separada de mis amigas, que horror. Este curso será un gran mierda. Tendré que acostumbrarme. Me tendré que centrar en los estudios. Y al fín y al cabo todo es rutina. Y madrugón tras madrugón hace rutina.

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