Y entonces es cuando su sonrisa se refleja en tus ojos, miras los suyos y no puedes evitar sonreir. Porque esa sensación en el estómago, ese cosquilleo y esas ganas infinitas de acariciarle son las que te tienen hoy aquí deseando estar junto a él siempre elevado a infinito al cuadrado. Por primera vez sientes que todas esas promesas se van a cumplir, que todo a tu al rededor se desvanece con que él esté junto a ti, apoyandote haciendote sonreír con tan solo una mirada. Porque junto a él, todo lo demás te deja de importar. No ves más allá de esos ojos azules que un día no evitabas con vergüenza y ahora son todo lo que te hacen sentir esa felicidad infinita que deseas que no acabe nunca, y luego están esas miradas furtivas en las que te muerdes el labio mientras deseas uno de esos achuchones, uno de sus achuchones que te quita todos los males.
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