lunes, 25 de junio de 2012

Para ti, para una de las mejores personas que nadie podrá conocer.

Después de tanto tiempo me digno a escribirte algo aunque me duela.
Porque fue en ese justo momento en el que comence a leer aquella carta de tu querido hermano cuando me dí cuenta de lo mucho que realmente te echamos de menos todos. Tu sonrisas junto a tus tortillas rellenitas, y esas navidades con tus chistes verdes. Simplemente inigualables. Ahora cuando alguien te menciona intentamos disimular, pero nuestros corazones se llenan poco a poco de lágrimas recordando toda la vida que te quedaba por delante. La que más sufre desgraciadamente es ella, cada día estoy segura de que te recuerda en frente suya en aquel sofá y desde que dejaste a aquella pequeña mujer anciana, sola e indefensa nada a vuelto a ser lo mismo, las lágrimas han inundado cada navidad y aquellas tortillas enormes que me encantaban ya no saben igual.
Aún recuerdo aquel día frío de invierno, para mi todo iba perfecto hasta que una llamada de mi padre asomó en aquel pequeño samsumg para decirme que volviese a casa lo antes posible, lo hice, volví preocupada y desconcertada. Cuando llegué, mi hermano y mi madre estaban preparando una maleta, y él, tú querido hermano entre lágrimas me esperaba en el salón y en cuanto me senté en el sofá supe que algo malo, demasiado malo, estaba pasando. De repente sus palabras anunciandome tu muerte resonaron en mi y me dejaron un vacío enorme dentro, y durante el viaje al encuentro de tu indefenso cuerpo las lágrimas de tu hermano mirando a la carretera no cesaban.
Me cuesta escribir y recordar esto, las lágrimas se apoderan de mis mejillas como la lluvia en aquella maldita tarde de invierno que nunca en la vida olvidaré. No estabamos preparados, ni yo, ni él, ni ella, ni nadie. Nunca pensé que fueras tú el que nos dejases tan pronto, siempre te imaginé eternamente en aquella silla con aquella sonrisa intentando hacernos felices a todos o chicharnos a los pequeños sin parar.
Y ya me despido diciendo que guardaré siempre en el fondo de mi dañado corazón todos los recuerdos junto a ti, esos chistes, esos domingos visitandote en los que no parabas de hacernos reir, esas comidas interrumpidas por alguna ocurrencia tuya...
 Ahora faltan los simpson en aquella televisión, faltan las risas en aquella casa, nos faltas tú.
Te queremos tito.