sábado, 19 de mayo de 2012

Ese sentimiento que define mi felicidad.

Que siento que esto es tan fuerte que me lleva consigo, que supera todo lo que hay a su paso, que por primera vez es algo que me da paciencia para esperar a digamos deleitarme con sus ojos, que siento que esto es diferente, que siento ese cosquilleo al pensarlo, que siento que no quiero que tenga final, que siento que esto es más grande que yo misma. Ese sentimiento que me lleva a estar allí donde él esté para poder mirarlo a los ojos y poder sonreír, para construir su sonrisa y que él construya miles de las mías. Que ahora no sé que haría sin ese sentimiento que a veces es duro, pero otras lo más bonito y grande que pueda sentir nunca. Y sí, es ese sentimiento de quererlo, de amarlo así, de esta manera, como una tonta sin dormir pensando en lo bonito que sería despertarte a la mañana siguiente y que sus ojos te estén mirando, y poder sonreír, poder saber que está a tu lado y no a cientos de kilómetros, aunque a veces eso no importa, esté o no a cientos de kilómetros lo siento aquí a mi lado, apoyandome en cada paso que doy, quizá sea fácil o quizá difícil pero es así, su apoyo es incondicional.
A veces siento que echarlo de menos supera todo lo demás, pero luego me pongo a pensar en eso que siento al verle tras semanas, días e incluso meses, ese cosquilleo que me obliga a tirarme a sus brazos, ese cosquilleo que me dice que soy libre, que mi felicidad es directamente proporcional a sus cariños, esos cariños que me hacen mirarle y entonces sonríe y me parece que no hay cosa mejor en el mundo en ese mismo instante. Y es este sentimiento el que me hace ser feliz, por el que me levanto cada mañana deseando morderlo, deseando encontrarme con su sonrisa en mi cama, pero a base de paciencia llegará el día que esto se cumpla, llegará el día en el que plenamente sienta que está a mi lado con su sonrisa y sus bonitos ojos en cada despertar. Lo amo, y ese sentimiento, o más que ello, es el que me hace desear morderlo.

martes, 1 de mayo de 2012

Mira mi sonrisa reflejada en sus ojos.

Y entonces es cuando su sonrisa se refleja en tus ojos, miras los suyos y no puedes evitar sonreir. Porque  esa sensación en el estómago, ese cosquilleo y esas ganas infinitas de acariciarle son las que te tienen hoy aquí deseando estar junto a él siempre elevado a infinito al cuadrado. Por primera vez sientes que todas esas promesas se van a cumplir, que todo a tu al rededor se desvanece con que él esté junto a ti, apoyandote haciendote sonreír con tan solo una mirada. Porque junto a él, todo lo demás te deja de importar. No ves más allá de esos ojos azules que un día no evitabas con vergüenza y ahora son todo lo que te hacen sentir esa felicidad infinita que deseas que no acabe nunca, y luego están esas miradas furtivas en las que te muerdes el labio mientras deseas uno de esos achuchones, uno de sus achuchones que te quita todos los males.