martes, 13 de septiembre de 2011

Tanto meter los dedos en el enchufe, que hasta el enchufe te manda a mierda.

Quien me iba a decir, lo que iba a pasar,quien me iba a decir que ibas a cambiar.
Dime cuando tú, cambiaste el bien por el mal...
Porque ahora ni si quiera te arrepientes, solo sabes decir que sufres, pero ¿y nosotros qué?.
 Nosotros no sufimos viendo como alguien importante al que queremos tira su vida por el váter.
Porque ahora ya no eres tú.
Quizás eres lo que quieren que seas.
Solo existen ya mentiras, trampas, secretos, alcohol, defectos, tabaco...
No sé que pasa, ni que pasará.
Pero pareces un niño pequeño; cuanto más le dices que no meta los dedos en el enchufe, más los mete.
Porque advertir, te hemos advertido, todos, ni uno se ha callado.
Y sí, sé que tú también has sufrido, pero ahora nosotros somos los que sufrimos, muy a pesar de que tú no te lo creas, y de que no lo veas.
Y yo ya me rindó, no pienso decir nada más.
Te dí la mano pero no la cogístes, te dejastes caer al precipicio.
Lo siento, siento que todo tenga que ser así.
Pero ahora soy yo la que pide comprensión.
Prefieres emborracharte para no acordarte al día siguiente.
Lo más triste es que aún, al menos yo tengo algo de esperanza de que vuelvas en sí. 
Y es que ya tus promesas no valen nada.
Y eso duele.

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