domingo, 17 de julio de 2011

Tocada, y hundida.

Eres como aquel barco que veíamos a lo lejos sentadas en la playa, te volvístes como aquel viejo titanic hundido en lo más profundo del mar, con la única diferencia que ese viejo titanic se hundió al ser tocado con aquel iceberg, y tú simplemente te hundistes sin más, tú sola provocastes tu propio naufragio, pero sintiendolo mucho fue tu elección, tú misma decidistes hundirte sin ser tocada por nada, ni nadie. Fue tu tonta elección. Estoy totalmente segura que en el fondo le temías al naufragio, pero ciega de avaricia; de esa avaricia compuestar por recorrer más mares, y lagos que otros,esa avaricia fue la que hizo que no pensaras en las consecuencias, dejastes al lado la simple idea de fracasar y con ello naufragar, no pensastes en esas consecuencias, las dejastes como a mí; como un cero a tu izquierda. Mi paciencia, y amistad me hizo estar siempre ahí, siempre que salía una lágrima de tí, yo como una inútil estaba ahí, pero me cansé, lo siento.


Y es que tú, solita te hunsites sin necesitar ayuda. Pero aunque me niegue hasta pensarlo; me da lastima lo que has hecho con tu vida, verdadera lastima. Tanta avaricia la tuya,¿para qué?, para simplemente hundirte sola sin haber recorrido tantos mares como soñó esa parte retorcida de tí.
Porque ya solo me queda decirte que lo siento,
siento que hayas llegado a hundirte,
pero tú no quisistes escuchar mapas equivocados,
marcados con esas pequeñas rutas,
en las que todos los días entraba más agua en tu barco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario